La mujer que brilla y no se sonroja
Por Oswaldo Osorio
En esta película Robert De Niro es un amanerado pirata cazatruenos, aunque ostenta una reputación de hombre duro y feroz ante todos los demás, empezando por su tripulación. Esto sucede en una historia de fantasía, donde sus personajes son brujas malvadas, príncipes ambiciosos y una estrella convertida en una hermosa dama. Pareciera que el primer personaje no es compatible con los otros, pero en esta película no sólo es posible que hagan parte del mismo relato sino que funcionan muy bien, porque es un filme que tiene la virtud de saber combinar todos esos conocidos elementos y esquemas del cine de fantasía para crear un relato con la capacidad de divertir y asombrar.
Porque es cierto, se trata de una película creada sobre un esquema conocido, el mismo que siguen las películas de fantasía, así como lo proponen las leyes del género: Primero que todo, tenemos a un joven héroe, un poco torpe e inexperto, pero noble y valiente como debe ser. Este joven se aventura a un mundo que se rige por una lógica distinta a la del suyo, un mundo donde es posible la magia y lo que es imposible en su villa inglesa es allí un asunto cotidiano. También hace parte del esquema un valor preciado que todos quieren y que el joven defiende desinteresadamente, así como la presencia de un aliado poderoso y algunos útiles y mágicos obsequios que el joven héroe deberá emplear llegado el momento. Al final, el bien y la nobleza vencen y prevalecen, surgiendo de todo esto un hombre sabio y fuerte gracias a la extraordinaria experiencia que ha vivido.
Nada nuevo, se dirá. Pero justamente ésa es la paradoja del cine de género, donde casi todo lo que hay son caminos recorridos y aún así sigue atrayendo y fascinando, sólo que la condición de esta paradoja es que para que estas historias aparentemente trilladas sigan teniendo tal efecto, debe existir una buena cuota de ingenio, de originalidad y talento para manejar el esquema como si fuera la primera vez que se hiciera. Y esta película tiene estas cualidades. Su esquema argumental de tres fuerzas persiguiendo un valiosísimo objeto, en este caso una estrella-mujer, es desarrollado con precisión en su montaje y estructura narrativa para sostener un relato dinámico, claro y con la capacidad de crear interés en cada uno de los personajes y sus situaciones.
Los personajes a su vez, están construidos con una doble esencia, de un lado, están las características arquetípicas que demanda el género, y del otro, unos atributos más particulares, hasta mundanos si se quiere, que les confieren un carácter más original y estimulante: el amaneramiento del pirata, la cínica bonachonería de los príncipes cuando mueren, la angustia y fastidio de la bruja cada que envejece, la hosquedad inicial de la estrella o luego su brillo que reemplaza el sonrojo de una mortal.
Estos elementos que funcionan como nuevos ingredientes para la fórmula del género, le permiten crear un humor ingenioso y estilizado, además de otorgarle a todos estos personajes, y por consiguiente a la historia, un carácter más cercano, más humano y verosímil, aún manteniendo la lógica de la fantasía. Porque en esencia el espectador se introduce en un universo fantástico, pero que tiene unas conexiones con el mundo real que le dicen algo sobre él, que habla de sentimientos concretos, como el amor verdadero, la amistad o la nobleza.
Publicado el 12 de octubre de 2007 en el periódico El Mundo de Medellín.