Un hombre simple en un mundo podrido
Por: Oswaldo Osorio
La diferencia esencial entre el cine de género y el cine de autor es que el primero apela a un esquema, además siempre tiene unos elementos conocidos, mientras que el segundo pretende ser más libre en su expresión y busca ahondar en las ideas, los ambientes y sus personajes. Por lo general, tienden a ser dos tipos de cine que se excluyen entre sí, pero también es posible lograr una combinación, un equilibrio incluso, como ocurre en esta película.
El relato empieza sin los esquemas del caso, más bien con un tono en la narración y construcción de personajes que se está haciendo muy frecuente en el cine contemporáneo, en el cine de autor para ser preciso, que es definido por una suerte de naturalismo cotidiano en la puesta en escena y un ritmo pausado que es el propio de personajes comunes que llevan vidas igual de corrientes. Así, lentamente y con tranquilidad, con una velocidad que es más la de la vida que la del cine, se va develando la personalidad de García, ya en su casa, en su trabajo o en la relación con su mujerm y esa personalidad es la de un hombre simple, introvertido y nada ambicioso.
Sin embargo, este personaje común tendrá que chocar contra un mundo que quiere otras cosas, un mundo que trasgrede esa ética básica que García tiene y que, incluso, se mueve más rápido que él. Por eso, como ocurre con muchas de las historias de la ficción, ésta se trata de algo extraordinario que le sucede a alguien ordinario, y justo ahí es cuando entra en acción el cine de género, el thriller en este caso. (Es necesario revelar sorpresas del argumento de aquí en adelante).
Como ocurre con muchos thrillers, todo empieza con una mujer insatisfecha. Y así, la que parecía una mujer igual de simple y conformista que su marido, se va transformando, primero sutilmente y luego con pequeños sobresaltos, hasta terminar en una especie de femme fatale del tercer mundo, marginal, burda y un poco envejecida. Aquí es necesario aplaudir el trabajo del director, que supo, con poco, sacarle mucho a Margarita Rosa de Francisco, sin que ella se pareciera a nada de lo que ha hecho antes, porque suele suceder.
Entre tanto, para su marido todo está claro, tanto lo poco que ambiciona como la diferencia que hay entre el bien y el mal. Esta condición se hace más evidente cuando el relato impone el contraste con el personaje de Gómez, un hombre hablador, aventado y pendenciero, que no le teme a las conductas amorales ni a las ilegales, y sin embargo, en el fondo hay algo noble y entrañable en él, sobre todo en su relación con García, y la escena final termina por confirmarlo. Cabe anotar que el actor Fabio Restrepo, ya como lo había hecho en Sumas y restas (Víctor Gaviria, 2005), se roba con gracia y convicción buena parte del protagonismo.
Entonces, cuando la femme fatale hace de las suyas y el pícaro amigo entra en acción, la película se adentra en el puro juego del thriller, con todas sus características: el crimen de por medio, los mortales malentendidos, la trama secundaria con los traficantes, la violencia y la corrupción. Tal vez todo esto sea lo menos convincente del filme, incluso hay algunas salidas forzadas o facilistas (la billetera en manos del traficante o Gómez colgado de una cuerda), pero es que el thriller aquí –como ocurre con los thrillers buenos e inteligentes- es solo una excusa para hablar de la naturaleza humana, de la moral de sus personajes y de las decisiones que toman, y así concretar una historia con más fondo y mayores connotaciones.
Lo ideal es que el componente del thriller fuera más sólido, pero tal vez las inconsistencias se puedan pasar a un segundo plano si se centra la atención en lo que se logra de fondo, como en el hecho de no temerle a hacer un “thriller lento” (que para muchos sería una contradicción), también la fuerza que consigue con esa atmósfera de marginalidad, frustración y realismo, así como la solidez de unos personajes que, en sus muy distintos registros, desde el apocado García hasta el pintoresco Gómez, consiguen trasmitir lo que se proponen, y así imponerse más como una película de personajes que como una simple trama criminal.
FICHA TÉCNICA
Director: José Luis Rugeles
Guión: Diego Vivanco
Música: Mauricio Tagliari, Luca Raele
Fotografía: Sergio Iván Castaño
Reparto: Damián Alcázar, Margarita Rosa de Francisco, Daniel Páez, Fabio Iván Restrepo, Víctor Hugo Morant, Rui Resende, Giulio Lopes.
Colombia – 2010 – 90 min