Películas recomendadas de 2024

Oswaldo Osorio

Una lista personal y limitada a los estrenos en salas y plataformas, los cuales constatan que a Colombia solo llegan en simultánea las súper producciones de Hollywood, pues para las películas importantes para la cinefilia todavía hay que esperar (y eso las pocas que van a llegar) varios meses para verlas en cartelera.

Todos somos extraños, de Andrew Haigh

Soledad, amor, duelo, familia, nostalgia, tristeza, en fin, son muchos temas, sentimientos y emociones los que aborda esta inesperada película, que fue promocionada solo como una historia cuir. Ciertamente tiene importancia el amor y la pasión entre los dos hombres que la protagonizan, pero ese solo es uno de los componentes de un relato original y atípico que, a partir de una peripecia ficcional, consigue sorprender y acceder a distintas, profundas y sutiles facetas de la condición humana y de las relaciones afectivas, tanto amorosas como filiales.

Monster, de Hirokazu Koreeda

La verdad es un determinante en la forma de percibir el mundo y para tomar decisiones. El problema es que la verdad puede ser un conocimiento inacabado, una verdad relativa o apenas una versión que compite con otras verdades. Los personajes, la historia y hasta la misma estructura narrativa de esta película están definidos por la pregunta sobre qué es o cuál es la verdad. Con esta premisa como punto de partida, Koreeda de nuevo propone una reflexión sobre las relaciones humanas y la sociedad contemporánea, esta vez a partir de un relato que juega con la intriga y la manipulación de la información.

Yo, Capitán, de Matteo Garrone

Uno de los mejores directores italianos de este siglo (Gomorra, Dogman, Reality) cuenta esta cruda y emotiva historia sobre dos jóvenes senegaleses que quieren llegar a Europa. Las vicisitudes y horrores que tienen que pasar todos los migrantes en su penoso periplo son las consabidas, y en eso no sorprende la película, pero lo importante en ella es ese protagonista que Garrone antepone a esas adversidades. El contraste entre la sensibilidad y humanismo de un adolescente con esta dura situación es la propuesta ética y emocional de esta película. Sin llegar a ser complaciente, su final es épico.

Las cuatro hijas, de Kaouther Ben Hania

Muchas veces la ficción es la mejor forma de enfrentar la realidad. De hecho, es sabido que las historias, empezando por los mitos y las leyendas, surgieron para facilitar la comprensión del mundo y de las distintas facetas de la vida individual o social. Esta película, que no sería exacto limitarla solo a la categoría de documental, hace tomar de la mano a los elementos de la realidad y la ficción para crear un relato intenso y envolvente que tiene mucho de catártico, de experimento emocional y de alegato político.

Caminos cruzados, de Levan Akin

Este cineasta sueco de origen georgiano propone una entrañable historia sobre una profesora jubilada que, junto con un joven, se interna en una desconocida ciudad, Estambul, para buscar a su sobrina entre la comunidad trans. Su camino se entrelaza con el trabajo de una abogada trans activista y, juntas, continúan la búsqueda. En este relato, contado en clave de aventura urbana, se despliegan los consabidos prejuicios contra esta comunidad, exacerbados por el machismo de la cultura islámica, pero presenta como antídoto a unos personajes cálidos y comprensivos, que sin odios ni revanchismos, tratan de hacer lo mejor por quien tienen al lado. Con su final imaginativo y lleno de implicaciones, la película ratifica su mirada sensible y diferencial.   

Días perfectos, de Win Wenders

Hacía mucho tiempo este mítico director del Nuevo Cine Alemán no hacía una buena ficción. Con esta regresa a su querida Tokyo (por su amor a Yasugiro Ozu y por el célebre documental que hizo sobre él), pero esta vez para mirarla desde el punto de vista de un silencioso aseador de baños públicos. El relato rezuma tranquilidad y sosiego, convirtiéndose en una oda a la vida simple y a ese paradigma que propone ponerle freno a la agitada y tecnologizada vida moderna. Wenders vuelve a usar la vieja guardia del rock como su banda sonora y recobra la nostalgia del analógico: el casete, el libro, la cámara de fílmico.

Zona de interés, de Jonathan Glazer

Un abultado número de películas han dan cuenta de ese tipo de nazi que decía solo cumplir con su trabajo, es decir, la banalidad del mal de que hablaba Hannah Arendt. La diferencia con Jonathan Glazer, es que su propósito principal con esta obra es ilustrar de manera descarnada y contundente este concepto. Para hacerlo, toma a la familia del comandante del mayor campo de exterminio de judíos, Auschwitz, y se detiene en su cotidianidad. Es lo normal y doméstico navegando tranquilamente en medio del horror y la muerte, es la evidencia de que la naturaleza humana es capaz de lo peor sin siquiera ser consciente de ello, y esta película transmite esto de manera inteligente y eficaz.

 

Cinco colombianas

La piel en primavera, de Yennifer Uribe

En una época en que es una importante tendencia el cine feminista y muchas películas son empujadas en la corriente principal por el empoderamiento femenino, es refrescante y reconfortante encontrarse con una obra que hable de la naturaleza femenina sin enarbolar banderas ni apelar a discursos o clichés que tomen atajos para referirse al tema. Sandra, la protagonista de esta película, es madre, trabajadora, amante y mujer. Pero ninguna de estas condiciones supedita la otra, y así lo demuestra la rutina que el relato describe y observa con sensible meticulosidad, apelando a un tipo de realismo sutil, revelador y sin tremendismos.

Entrevista laboral, de Carlos Osuna

Lo que hace Carlos Osuna con esta película, tiene un cierto aroma de inédito, de búsqueda honesta y de riesgo narrativo y conceptual que, indudablemente, entusiasma y estimula el gusto cinéfilo. Esta película es una experiencia diferente, sin duda. Una experiencia que debería degustarse en la gran pantalla, debido a su inusual propuesta estética, la cual ofrece la oportunidad de un constante deambular de la mirada por cada sector del gran plano. Y aunque esa propuesta es lo que más se manifiesta a los sentidos, no está exenta de plantear unas reflexiones sobre la vida contemporánea y sobre la existencia, no importa que su protagonista sea solo representativo de un sector de la sociedad, porque en su errancia, por las calles bogotanas y por el plano, se mueven los mismos hilos que, en distintas circunstancias, se le pueden mover a todo el mundo.       

El vaquero, de Emma Rozanski

¿El caballo hace al vaquero? Si se tiene la determinación, sí. Y bueno, también es posible con una yegua. O al menos eso piensa Bernicia, una silenciosa y reservada mujer adonde quien llega una yegua extraviada cerca al restaurante donde trabaja. Emma Rozanski, cineasta australiana radicada en Colombia, escribe y dirige esta historia donde, con ese peculiar encuentro, elabora un original relato, el cual está más interesado por construir un singular universo y unos entrañables personajes que por desarrollar un argumento de manera convencional.

Malta, de Natalia Santa

A veces, para encontrarse hay que irse. Esa es una idea que ha funcionado para mucha gente, y con más frecuencia para los jóvenes. En el horizonte de Mariana y de este relato está la isla mediterránea de Malta, eso quiere decir que esta película, desde su mismo título, empieza con un deseo, pero antes la historia debe dar cuenta de cómo es la vida de ella y cuál es ese mundo que quiere dejar. En ese trámite, Natalia Santa logra construir una pieza aparentemente sencilla pero llena de capas, dramática, emotiva, graciosa y con una sólida puesta en escena en su base.

Yo vi tres luce negras, de Santiago Lozano

Esta es una obra más sensorial que narrativa, una pieza que aprovecha la exuberancia del litoral Pacífico, tanto visual como sonora, para crear una experiencia inmersiva donde imágenes llenas de simbolismo espiritual e idiosincrático y de poesía visual se apoderan de los sentidos del espectador y del sentido de la película, creando una consciencia, más allá de los explícito y lo racional, que nos acerca un poco más a ese universo que a la mayoría nos es ajeno. Aunque siempre habrá unos aspectos que son universales, como la eterna confrontación entre la vida y la muerte o las distintas maneras del ser humano de afrontar tal dicotomía definitiva.

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