Toda violencia pasada fue mejor

Por Oswaldo Osorio
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La lista de películas que empiezan con una maleta llena de dinero es larguísima. Pero en las buenas películas, lo que menos importa es esa maleta, pues ésta resulta ser lo que se conoce como Mcguffin, que no es otra cosa que una excusa argumental en función del desarrollo de la historia y los personajes. Los hermanos Coen son expertos en usar este recurso en sus filmes, aunque por su pericia narrativa y el vistosismo de sus imágenes, muchos se quedan apreciando sólo la trama de acción, atentos al Mcguffin, pero lo que subyace en estas historias, aparentemente formalistas, es mucho más profundo y poderoso.

Quienes empezaron como realizadores un poco marginales y con una concepción del cine ciertamente fuera de lo común, ahora resulta que, aún sin cambiar su estilo, son bien recibidos por el gran público y la Academia de Hollywood. Aunque Joel siempre firma como director y Ethan como productor, lo cierto es que lo suyo es una sociedad creativa que ya ajusta una docena de películas y que da cuenta de una concepción del cine como pocos realizadores la tienen en la actualidad. Su cine se caracteriza por una precisión narrativa que sólo es superada por la inventiva visual con que recrean sus historias, así como por el agudo humor, la ironía inteligente y un constante juego con las reglas de los géneros cinematográficos, que hace de sus películas una experiencia a veces inclasificable y siempre impredecible, como cuando hablan de Barton Fink como una "comedia seria" o cuando rizan el rizo del cine de gángters con De paseo a la muerte. Para ajustar, detrás de toda esa habilidad cinematográfica, siempre hay unos personajes tremendamente elocuentes en relación con el mundo que habitan. Así que no estamos hablando de simple entretenimiento audiovisual, sino también de un cine reflexivo y contundente con sus ideas. 

Con Sin lugar para los débiles(No country for old man), hay una paradoja en su construcción, en esa relación entre forma y fondo, y es que es una película aparentemente tan simple en su trama, que pareciera que no dice nada, incluso que es confusa su historia. Pero lo que vemos aquí es básicamente a un hombre que toma un dinero y huye de otros que quieren recuperar el botín, ya sea sus dueños o un caza recompensas sicópata. Así que es, ni más ni menos, una persecución con esporádicos enfrentamientos. Pero por supuesto, trascendiendo esta trama, es mucho más lo que propone el filme. Por un lado, están las características de los personajes y la actitud que asumen frente a las situaciones de violencia contra las que se enfrentan. Ya sea la pragmática serenidad del hombre que toma el dinero o la calculada frialdad del caza recompensas (interpretado por un Javier barden en una actuación en la que muchos han visto gran virtuosismo, pero que también se puede considerar un tanto afectada), en cualquiera de los caso, la violencia se asume con tal naturalidad y desprendimiento de toda gravedad que desconcierta. Son máquinas de matar a las que, en últimas, lo que menos parece importarles es el dinero, más bien lo asumen todo como un asunto de supervivencia o aniquilación, incluso como la obligación de cumplir con un destino que va más allá de la razón.

De otro lado, está el personaje del policía, quien es el "comenta" los acontecimientos. Es decir, la trama entre los que asesinan, persiguen y el que huye, es de una simpleza tan animal como violenta, mientras que la mirada del policía es el punto de vista reflexivo ante tal brutalidad e inhumanidad. La clave del filme está en ese contraste: la América violenta y materialista de unos, frente a la mirada desconcertada de los que son testigos y víctimas de esa nueva mentalidad, y esa mirada se puede sintetizar en las conversaciones que tiene el sheriff con su padre y luego con el otro viejo sheriff. 

Es por este contraste entre los personajes y las historias  que protagonizan, los unos la de violencia y los otros la de la cotidianidad perpleja ante lo que ven, es por esto entonces, que la resolución de la película es tan contundente y desesperanzadora: el héroe muerto, el sicópata que se va caminando impunemente y el sheriff jubilado que no sabe qué hacer con su vida.  El fresco queda completo: es un potente thriller, cargado de tensión, acción y violencia, pero también es una mirada reflexiva sobre lo que ocurría en ese entonces en Estados Unidos y que, casi veinte años después, seguramente las cosas habrán empeorado.

FICHA TÉCNICA No country for old men

Dirección: Ethan Coen y Joel Coen.
Guión: Joel Coen y Ethan Coen; basado en la novela homónima de Cormac McCarthy.
Producción: Joel Coen, Ethan Coen y Scott Rudin.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Roger Deakins.
Interpretación: Tommy Lee Jones (sheriff Bell), Javier Bardem (Anton Chigurh), Josh Brolin (Llewelyn Moss), Kelly Macdonald (Carla Jean Moss), Tess Harper (Loretta Bell).
USA - 2008 - 122 min.

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