El regreso de Willy Wonka
Por Oswaldo Osorio
El universo del cine infantil muchas veces coincide con el de los adultos, pero esto no necesariamente indica que la mezcla siempre sea apta para ambos públicos. El cine de Tim Burton por lo general es cine para jóvenes y adultos pero, salvo por un par de películas, invariablemente tiene unos componentes relacionados con la fantasía y el universo infantil. Y aunque en esta nueva película repite la misma ecuación, le cambió el orden a los factores y los resultados no fueron los de siempre.
Aunque una película se debe defender siempre por sí misma, en este caso resulta difícil no tener en cuenta Willy Wonka y la fábrica de chocolates (Mel Stuart, 1971), la anterior adaptación del célebre libro infantil de Roald Dahl. Si bien el cine de Burton se ha caracterizado por un toque de oscuridad y macabro jugueteo tanto en sus personajes como en sus historias, la versión de Mel Stuart, en comparación con la suya, se antoja aún más insólita y oscura, sobre todo en el personaje de Willy Wonka, interpretado entonces por un desconcertante Gene Wilder.
El Willy Wonka de Burton, en cambio, que es encarnado con una singular y ambigua estilización por Johnny Depp, tiene más contacto con el universo infantil. De hecho, la gran diferencia entre las dos versiones radica en que la de Burton le agrega la historia de la infancia de Wonka, algo que será determinante en la moraleja final. Porque como toda película infantil, ésta tiene moraleja, que ya no es acerca de la integridad ética del Charlie de 1971, sino sobre el amor por la familia del Charlie de 2005.
Todo esto para decir que hay algo que no funciona bien en el filme de Burton. Tal vez en esos dos referentes citados está la explicación, es decir, en la anterior versión y en la filmografía de este director. Por un lado, la anterior versión revela que tanto la historia como el personaje se podían llevar a un mayor nivel de elaboración, incluso acercarlos más a los adultos, sin dejar de ser una cinta infantil.
Por otro lado, el estilo y la filmografía de Tim Burton son tan fascinantes porque son retorcidas historias para adultos que casi siempre juegan con la fantasía y con la mirada infantil, sin embargo, en esta película el proceso fue inverso: se trata de una película infantil con algunos retorcidos componentes del universo adulto, principalmente ciertos actos y actitudes de Wonka, pero también algunas secuencias, como la de las ardillas, con toda su ironía y truculencia, o aquella del chocolate teletransportado, con su referencia explícita al clásico de la ciencia ficción 2001: Odisea espacial.
En lo que sí se vio al Burton de siempre fue en la concepción visual del filme, aunque el tipo de historia no le dejó mucho espacio para desarrollar esa estética oscura, macabra y derruida que tanto le gusta y sólo con los exteriores pudo hacerlo. El interior de la fábrica le exigía otra estética, una más colorida, cargada y sofisticada. El contraste entre una estética y otra es enorme, pero funciona muy bien para la historia y, además, aún con el color y la sofisticación, Burton pudo imprimirle ese estilo que lo caracteriza, que básicamente tiene que ver con la desaparición de los límites entre la realidad y la fantasía.
Con ciertas películas es inevitable desprenderse de los referentes y el contexto al que pertenece, y ésta es una de ellas, al menos desde el punto de vista de la crítica. Habría que preguntar al público infantil o a los espectadores no iniciados. Lo que sí es seguro es que no se obtendrán las mismas respuestas que se obtendrían con otro filme cualquiera, porque aunque sea la película más fallida de Tim Burton, de todas formas en ella se evidencia el macabro niño genio que hay detrás.
FICHA TÉCNICA
Charlie and the Chocolate Factory
2005 - USA - 115 min.
Director: Tim Burton
Guionista: John August
Novela: Roald Dahl
Fotografía: Neal Norton
Música: Danny Elfman
Reparto: Johnny Depp, Freddie Highmore, David Kelly, Helena Bonham Carter.