El héroe (y el filme) sin dificultades
Por Oswaldo Osorio
Ésta es de las películas que ven aquellas personas que sólo van a cine una o dos veces al año. Y es que más que una película se trata de un fenómeno de masas, lo cual es determinante en la forma como el espectador la percibe y el juicio que se hace de ella. Entonces aspectos como la publicidad, las cifras record de taquilla, el esnobismo y la popularidad de los libros de J.K. Rowling, tienen más peso que sus cualidades cinematográficas.
Para empezar, tanto la película como los libros no ofrecen nada nuevo. Aunque no se puede negar que el universo mágico-fantástico y los personajes que propone están muy bien concebidos y estructurados, no es nada que no hayamos leído o visto, y a veces mejor logrado, en libros-películas como El señor de los anillos, Matilda o La historia sin fin.
La película se ajusta al esquema del relato infantil, proponiendo una historia llena de fantasía, aventuras y humor, con unos personajes que reclaman la empatía del espectador y, de fondo, la eterna lucha entre el bien y el mal y una moraleja que se desprende de las virtudes de los protagonistas. Además, es un filme que hace buen uso de los recursos del cine para recrear este universo, entonces la magia y fantasía del relato se suman a las del cine de la era digital y el resultado no puede ser menos que deslumbrante desde el punto de vista visual.
Sin embargo, la película tiene un error esencial que va en detrimento del disfrute de su historia y la identificación con el protagonista: todo relato, para que pueda avanzar y mantener el interés, debe tener un conflicto (oponentes, obstáculos, limitaciones). Entre más intenso y permanente sea este conflicto, mayor será el interés y la tensión dramática que se logre. Pero esto es justamente lo que no tiene este filme, pues desde un principio Harry Potter ya parece con todo solucionado: su fama lo precede, tiene poderosos amigos, lo colman de regalos y privilegios y sus oponentes son débiles y fáciles de vencer.
En este tipo de historias se sabe que el protagonista vencerá al final, pero lo importante es la forma como lo logre, y es en esto precisamente en lo que este filme resulta decepcionante y sin fuerza alguna. Por eso, la facilidad con que Harry consigue todo, se asimila a la facilidad con que la película alcanzó su éxito: el mérito no parece propio y esto le resta valor a las posibles virtudes tanto del héroe como del filme.