Se reinicia la saga
Por Oswaldo Osorio
Las películas que crean mucha expectativa generalmente suelen decepcionar. No es el caso de los filmes de Tim Burton, naturalmente. Aunque hay que admitir que con este último estuvo cerca. Pero también hay que decir que las debilidades de esta cinta recaen, sobre todo, en el trabajo de sus tres guionistas, no en la puesta en escena y dinámica visual que logró el director, experto en recrear universos imaginativos y fascinantes, donde lo diferente y lo extraño es ungido de un singular atractivo.
Películas suyas como El joven manos de tijera, Batman o La leyenda del jinete sin cabeza, dan buena cuenta del ingenio con que concibe sus imágenes y las atmósferas que logra crear con ellas, las cuales tienen tanta importancia dramática como estética. Y es justamente este aspecto el que explica que Burton se decidiera a hacer este filme, pues según él, no le “interesaba hacer un remake, sino regresar a aquel mundo”, es decir, contar la historia era menos importante que lograr la atmósfera amenazante y sobrecogedora de esa suerte de mitología de aquel planeta gobernado por simios.
Aunque no fuera pensada estrictamente como un remake de la versión de 1968 (que inicia una saga de cinco películas y dos series televisivas), el filme de Burton conserva su premisa general: un astronauta cae a un planeta dominado por simios y se convierte en el líder de la resistencia de los humanos. A partir de este planteamiento, resulta difícil que el filme no sea por momentos esquemático y predecible. Además, ya está despojado de todas esas alusiones contra el racismo, la intolerancia y la guerra nuclear, que tan efectivas eran en la politizada década del sesenta.
En contrapartida, esta nueva historia juega con las paradojas temporales, hace algunos apuntes interesantes sobre el antagonismo entre el mito y la ciencia y pone de manifiesto, aunque con demasiado simplismo, la crueldad de la naturaleza humana y el uso autodestructivo que el hombre hace de la ciencia y la tecnología.
En términos generales, estamos ante una buena película de aventuras y ciencia ficción, la cual conserva la esencia del filme original, con su atractiva y turbadora idea de un mundo inverso en la relación entre simios y humanos, pero con el valor agregado de haber sido recreada con las imágenes estilizadas e imaginativas de un director que nunca defrauda, pero que, sin duda, resulta más fascinante cuando cuenta sus propias historias.