Libres y sin miedo
Oswaldo Osorio
Hay muchas cosas que tienen un gran poder liberador: la educación, la música y la carretera son tres de ellas y están presentes en esta bella película. Con la sensibilidad que caracteriza a este director español para construir personajes y crear diálogos elocuentes y entrañables, transcurre esta historia sobre el encuentro de tres personas y sus pequeñas o grandes batallas contra un entorno que se muestra siempre hostil ante seres como ellos.
Un profesor de inglés que quiere conocer a John Lennon, quien rueda una película en Almería; un adolescente que huye de las pequeñas tiranías de su hogar; y una joven embarazada que busca conservar a su hijo y no ser señalada por la puritana sociedad franquista. Este trío se encuentra en la carretera y establece una amistad de la que aprenderán mucho, sobre todo los dos más jóvenes.
Si bien el centro del relato es la relación entre los tres personajes, es el contrapunto entre lo que son o lo que quieren ser frente a los condicionamientos de una sociedad regida por el miedo lo que motiva buena parte de la historia. Es 1966 y el régimen del General Franco tiene agarrada por el cuello a toda España, en especial a quienes no comparten sus estrictos valores regidos por la moral católica y militar, entre los que están, por supuesto, madres solteras, jóvenes de cabello largo y profesores libertarios.
Los une el deseo de mantenerse firmes en conservar lo que son o conseguir lo que quieren, aun ante las presiones externas. Esto se traduce en tener libertad y autodeterminación en una sociedad intolerante y represiva. Lanzarse a la carretera ya es un primer paso para obtenerlo. Pero lo que lo hace posible es ese encuentro entre ellos, sobre todo porque cuentan con la formación de aquel profesor bonachón y amante de The Beatles. Es él quien le da la base ética y el ejemplo a ese deseo (lástima ese gesto de venganza del final, que es del todo inconsecuente con el personaje y la película).
Aunque la excusa argumental es la anécdota del hombrecito que quiere conocer a John Lennon, lo esencial del relato está en desarrollar la relación que se establece entre los tres protagonistas. Por eso es más una película de personajes y diálogos: unos personajes sólidos y honestos, que saben representar con claridad unas emociones y estados de ánimo, aun si estos son ambiguos, y unos diálogos ingeniosos, divertidos y significativos, que tejen con firmeza esa relación.
De nuevo David Trueba demuestra que es uno de los más relevantes directores de España. Esta bonita y amable película da fe de ello. Sin pirotecnias visuales o narrativas ni rebuscadas tramas, solo con el encuentro de tres personas pone de manifiesto un mundo de sentimientos que se rebelaron, sutil pero firmemente, contra el miedo en una época oscura.
Publicado el 28 de diciembre de 2014 en el periódico El Colombiano de Medellín.
TRÁILER