La parábola que se hunde

Por: Oswaldo Osorio

Como se sabe, la mayoría de relatos bíblicos nunca sucedieron o apenas si tienen una base real y fueron inventados a manera de parábolas, esto es, para que a partir del hecho narrado se deduzca una verdad o enseñanza moral. El problema es que con la historia de Noé y el diluvio universal, solo se busca el miedo al castigo divino, es un borrón y cuenta nueva que, para efectos narrativos, resulta harto simple en su conflicto y argumento.

Noé tiene que construir un arca para salvar a todas las especies animales del diluvio y repoblar el mundo con su familia (uno de los tantos relatos bíblicos que trasgrede la ley universal contra el incesto). Esto en términos narrativos y de la definición del conflicto resulta relativamente simple. Y por eso, para elaborar un relato cinematográfico de mayor complejidad y más atractivo, hubo que forzar la aparición de conflictos que nada tienen que ver con la parábola original, y con esto se empieza a hundir la historia reinventada por Aronofsky.

La parábola ya de por sí es un poco burda, pero con los nuevos conflictos que propone el filme va de mal en peor, por su gratuidad y elementalidad. El primero fue simplemente crear un villano con su ejército(!) que sirviera como un conflicto más concreto e interesante que el de armar un barco y, de paso, que ayudara a insertar algunas secuencias de acción para que el público no se muriera de tedio.

El segundo es todavía más ilógico e inapropiado en relación con la parábola inicial, pues se trata de un drama familiar surgido de una suerte de locura mística que le da a Noé (al de la película, no al de la Biblia), quien de buenas a primeras decide contrariar la misión que le fue encomendada y dar por terminada la presencia de la especie humana en la tierra. Una solución argumental que no solo pierde toda lógica con la esencia de la historia sino que, además, transforma el relato en un dramón alargado y sin interés.

Y así, una a una de las decisiones para tratar de hacer de esta historia un material con características de súper producción terminan siendo forzadas o desacertadas, como la inclusión de los hombres de piedra, criaturas que parecen pertenecer a una película muy distinta,  o el polizón que se cuela en el arca, con el que se ve groseramente la mano de los guionistas (Aronofsky y Ari Handel) para poder llevar hasta el final el conflicto de acción.

Casi por donde se le mire, se trata de un filme donde nada parece estar bien puesto o concebido sin inconsistencias. Una película que nunca se decide bien por el tono en que está planteada: Relato épico, drama familiar, parábola bíblica, cuento fantástico o historia de acción. Lo que termina es mezclando todo esto sin mucha coherencia y unidad, por lo que las únicas sensaciones claras durante toda la película son el desconcierto y el aburrimiento.

POSDATA: Lo único que sorprende de este filme es la audacia de combinar la teoría creacionista y evolucionista al momento de hablar del origen de la vida, dándole primero los créditos al Creador y luego al señor Darwin.

Publicado el 7 de abril de 2014 en el periódico El Colombiano de Medellín.

TRÁILER

https://www.youtube.com/watch?v=73UxVER9-kY

 

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