La muerte es boba

Por Oswaldo Osorio Image

La muerte vuelve a tomar forma humana en el cine, esta vez encajada en los huesos de "el hombre más sexy de América", Brad Pitt. Estas dos son las cartas fuertes de Martin Brest (Un policía suelto en Beverly Hills, Perfume de mujer) en su última película: la presencia de "la flaca" con todas sus posibilidades dramáticas y argumentales, y del último gran divo de Hollywood. La primera le pudo asegurar el habernos contado una buena historia, y con la segunda, sin duda tiene ya cautiva a una considerable franja de espectadores. Por eso, si el cine sólo fuera las posibilidades de un tema y unos cuantos millones de espectadores cautivos, ¿Conoces a Joe Black? sería una gran película.

Amor y muerte

Tal vez los dos temas más recurrentes del cine y la literatura son el amor y la muerte. Ellos son la materia prima con la que elaboran casi todas sus historias. Esta película no sólo nos habla de los dos, sino que intenta unirlos de manera inesperada. Es por esa razón que no se le puede negar un cierto grado de originalidad a su planteamiento argumental (aunque en realidad se trata del remake de una película realizada en 1934 y titulada Death takes a holyday). Su historia es la de un rico ejecutivo de las comunicaciones, interpretado por un efectivo pero ya repetido Anthony Hopkins, quien es visitado por la muerte (bautizada luego como Joe Black) para usarlo como guía y maestro en el mundo de los mortales.

Hasta aquí las cosas pintan bien para la película, porque resulta inevitable sentir alguna intriga por lo que va a suceder. Pero lo que sucede es que muy pronto, tanto la historia como sus personajes, se quitan la máscara y nos dejan ver las ya conocidas caras de los peores vicios de Hollywood: el maniqueismo, la sensiblería y el poco seso para construir y definir las situaciones. Por eso, lo que en principio parecía atractivo e interesante, termina siendo un largo compendio de estereotipos, salidas en falso, efectismo sentimentaloide e inconsistencias argumentales y temáticas.

Descubriendo el mundo

Lo más chocante de ¿Conoces a Joe Black? son las características con que elaboran el personaje de la muerte: Joe Black dice que existe desde antes de los tiempos, y que puede hacer mil cosas al tiempo que camina y conversa por las atestadas calles de Nueva York. Pero aún así, dice que quiere conocer el mundo, que no sabe nada de él. Entonces nos dan la versión de una muerte tonta, y la inscriben en ese esquema facilista, que ya tanto hemos visto, en el que usan a un extraterrestre, a un niño salvaje o a un amnésico, para "descubrir" didáctica y lúdicamente de la vida, el universo y todo lo demás.

Joe Black, entonces, se nos aparece como una muerte muy distante con respecto a los planteamientos de la lógica más simple, y se comporta totalmente ajeno al mundo humano, el mismo en el que ha trabajado por miles de años: no conoce un hospital, se encanta con las galletitas y el té, el amor es toda una novedad para él y se comporta como un niño en su etapa oral, chupando una cuchara untada con el mejor alimento que ha probado en su "vida": mantequilla de maní.

No se trata de rechazar la pertinencia de la historia sin razón alguna, se trata es de cuestionar su verosimilitud y utilidad, porque por un lado, cualquier película puede poner a volar vacas si así lo quiere, siempre y cuando establezca la lógica por la cual eso ocurre; y por otro, el hecho de que vuelen debe tener un objeto, el absurdo puede ser. En cambio, el deseo de la muerte, de Joe Black, de conocer el mundo humano, no sólo resulta incomprensible y falso, sino que no sirve como metáfora o alegoría, ni siquiera sirve como recurso narrativo para contarnos algo, para hablarnos de algo. Porque si algo le falta a este filme de Martin Brest es fondo, y esto es característico de su corta filmografía, casi toda compuesta por películas con un muy buen barniz, pero nada que alcance a tocarnos al menos una neurona.

A todo esto se le suma una simplona historia de amor, un villano sin lado bueno, y un "bueno" intachable. Y la muerte, más imbécil que macabra, completa el cuadro de una película a la que le sobra una hora de rigidez interpretativa por parte del señor Pitt, de caritas y pucheros de la heroína, de intrigas del villano y de silencios de Sir Hopkins. No sería adelantar mucho si digo que su final es medio triste, medio feliz, así como lo dictan las normas en estos casos, en este tipo de películas. Y es que ¿Conoces a Joe Black?  es el tipo de película que se gana un Oscar por esto y un Oscar por aquello otro. Es de esas que echa mano de  un tema o un personaje serio y lleno de posibilidades y lo descerebra, lo banaliza, lo pone al nivel de la masa impresionable y emotiva.

Para desechar por contraste y dar por terminado este asunto, sólo bastaría mencionar La Muerte de Terry Gilliam en Las aventuras del Barón Munchausen, con su apariencia clásica y aterradora; o sin ir más lejos, la de Eliseo Subiela en El lado oscuro del corazón, esa muerte cansada con cara de Nacha Guevara, una figura a kilómetros de un Joe Black, a quien no me gustó conocer.

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