Cine africano: una cultura y una mirada por descubrir
Si bien “exótico” es un término cliché para hablar del cine africano y de ese continente en general, lo que normalmente llamamos “exótico” no lo es tanto en comparación con lo que se podrá ver, del 4 al 8 de diciembre, en la nueva versión de este festival que, por su carácter temático, este año se dedica por entero al cine de África. Son treinta y cinco títulos de diversos géneros y duraciones que no sólo revelan un universo casi desconocido hasta ahora, sino también una forma de mirarlo y contarlo.
Nunca el cine que llega a las carteleras colombianas y mucho menos la visión que Hollywood nos ha impuesto, podría dar tan clara cuenta de la cultura y el continente retratados en esta inédita muestra. El África primitiva y territorio de los safaris son esos clichés con que occidente ha dibujado el más vasto continente del globo. Pero el África de estas películas también es la de las costumbres ancestrales y de las ciudades occidentalizadas, es la de su cotidianidad afincada en sus relaciones sociales y creencias religiosas, pero igualmente la de sus grandes acontecimientos históricos, la de las luchas por su liberación, y también es el continente negro y el musulmán mediterráneo.
Sus historias tienden a ser simples y siempre preocupadas por su realidad cultural y sus relaciones sociales, en especial por el manejo del poder y la posesión marital. Sólo con algunas excepciones, el lenguaje narrativo y visual de estas películas acusan una suerte de primitivismo, una forma de ver y relatar estas historias que complementan lo que ya es una mirada a una realidad que, tal vez, sólo a través del cine podríamos tener tan cerca.
Como cada año, ese grupo de películas es acompañado por una intensa actividad académica que complementa el conocimiento y la mirada que el cine propone con sus historias. Especialistas extranjeros y nacionales reflexionarán en torno a las cinematografías y la cultura africanas: películas, realizadores, la comida, la música y la relación del cine con ese continente, serán algunos de los temas abordados en las distintas charlas. Así mismo, el festival le abrirá un espacio al lanzamiento de revistas, festivales, estrenos y otras muestras audiovisuales.
La presencia colombiana en esta nueva versión del Festival de Cine y Video de Santa Fe de Antioquia estará cubierta en tres maratónicas sesiones nocturnas en el Parque El Cementerio, primero, con una Muestra Afrocolombiana de trabajos audiovisuales y, segundo, con su evento insignia, La Muestra Caja de Pandora, en la que se podrá ver lo mejor del audiovisual nacional en virtud a la nutrida respuesta que siempre obtiene su convocatoria, de la cual se seleccionan los trabajos de mayor calidad, pero además se complementa con las mejores obras de las más importantes muestras y eventos del país.
El atractivo de este festival sigue siendo el mismo: cine sin ningún costo para todos, bajo las estrellas y con una muestra de películas que siempre resultan reveladoras. Como todos los festivales, es una fiesta del cine, la cual este año se mueve entre las coordenadas de lo colombiano y lo africano. Una fiesta que contará con un plato fuerte de unas cien producciones, más una veintena de actividades académicas, conciertos, exposiciones y la presencia de realizadores, especialistas y actores, todos reunidos en torno al cine africano y su cultura, a una experiencia “exótica” e inédita.
Algunas películas recomendadas de la muestra: Las de inauguración y clausura, por supuesto: Ali Zaoua: El príncipe de las calles y Sueños de polvo. Dos buenas cintas sobre sus luchas de liberación : Sarraounia y Drum. Dos cintas sobre sus tradiciones culturales y tribales: Tilaï y El hijo de otro. Dos reveladores documentales sobre su idiosincrasia: Esperando a los hombres (condiciones de la mujer) y El espíritu de Mopti (relaciones sociales y comerciales). Dos películas de un director clásico, Souleymane Cissé: Trabajo y El viento. Dos filmes que dan cuenta de su particular forma de hacer cine y entender el mundo: La negra de… y El wazzou polígamo.
Publicado el 27 de noviembre de 2008 en el periódico El Mundo de Medellín.