Por Medardo Javier Gil
Bajo la gravedad del juramento y poniendo a Dios como testigo, me reafirmo en lo dicho a la policía en el momento de mi captura: la culpa la tuvo el olor del pelo… ¿Que narre los hechos acontecidos el día veinticinco de marzo entre las dieciséis y dieciocho horas? Bueno Su Señoría: iba a entrar a cine como lo hago todos los martes, porque hay descuento, entonces uno que es aficionado y está sin… Que me limite a los hechos... Llegué a la fila. Yo voy a cine a las cuatro de la tarde, van menos espectadores, es la primera función del día, y no se encuentra uno con los que trabajan; éstos van a cine de seis y treinta. Son muy molestos porque hacen mucho ruido: se dedican a comer, hablar y… es importante porque se entiende que con la víctima tenía gustos similares: la sala, la hora, la película. Entran a jugar las coincidencias, las eventualidades. Le explico: en una ciudad como la nuestra, que tiene cincuenta y tres salas de cine, con un promedio de doscientas butacas, son diez mil seiscientas; cada sala con tres presentaciones, son ciento cincuenta y nueve; o sea que existe la posibilidad de que en un día puedan ir un millón seiscientos ochenta y cinco mil cuatrocientos espectadores a cine; entonces, las probabilidades de encontrase con una persona en la misma función y en el mismo teatro, es de una en… quiero demostrar que las casualidades existen, las matemáticas lo comprueban… me limitaré a los hechos.
Estando en la fila, la vi: caminaba despreocupada, mirando los afiches que promocionan las películas. Este ejercicio es muy útil porque se entera uno de los próximos estrenos, quién es el director, los actores, el año en que fue hecha la película, etc. Cada dos semanas cambian la cartelera, y uno se basa en la publicidad, los comentarios en los periódicos, las recomendaciones de los amigos y… Voy a ser concreto: ese día, en especial, había poca gente, porque era la segunda semana que presentaban esa película. Ella estaba detrás de mí en la fila. No le dirigí la palabra: soy muy tímido para abordar desconocidas; por eso es que estoy solo. Me es difícil relacionarme con los demás. Compré la boleta. Siempre llevo lo justo porque a veces no tienen devuelta… Creo que es importante señalar ese detalle; muestra que soy una persona disciplinada, ahorrativa… Bueno, Señor. Ella siguió detrás de mí al ingresar a la sala; todavía no habían apagado la luz. A mí me gusta llegar temprano para ubicarme en un buen sitio. El mío, o mejor mi silla, está en la fila quince: la segunda después de la baranda que separa la parte de arriba. Empecé a caminar, entrando a mano derecha, hasta las escalas que conducen al segundo piso… Claro que tiene importancia, quiero demostrar cómo ella, teniendo todo el teatro para sentarse, todo el espacio para caminar, se vino detrás de mí. No creo que haya sido una casualidad, como lo dijo ahora el fiscal. Me acomodé en la fila quince, en la silla cuatro; ella, intencionalmente, pienso yo, se ubicó en la fila catorce silla cuatro… No es tendencioso lo que digo; es un teatro de quince filas y de dieciocho sillas cada fila; es decir, ella tenía la posibilidad de sentarse en cualquiera de las doscientas sesenta y nueve sillas restantes. ¿Por qué se sentó exactamente delante de la mía? Usted sabe Su Señoría que en cine siempre se busca un lugar para estar solo y, en la medida de lo posible, alejado del resto de los espectadores; haga una prueba en cualquier teatro y usted lo comprobará; a los cinéfilos no nos gustan los vecinos porque…
Continúo. Ella, como queda dicho, se sentó delante de mi silla, y ¿a qué se dedicó mientras apagaban la luz? A provocarme: levantó su cabello y me mostró la parte más íntima de una mujer, detrás del cuello, mientras trataba de abanicarse con la mano; un acto de incitación, que ya mostraba, sin lugar a dudas, que sus intenciones no eran sanas; además empezó a mover el pelo, regando ese olor perturbador por todo el teatro, con el evidente propósito de… ¿Cómo que no se ve ninguna intención? Claro que la hay, ¿o usted ha visto que las mujeres muestran el cuello y se lo abanican en cine, sabiendo que tienen detrás a un hombre? El cuello, así desnudo, es como un escote: deja insinuar el resto; y lo acompañaba con ese inquietante olor… Es relevante, porque el olor que ella emanaba fue lo que poco a poco me llevó a lo que pasó después. Ese maldito olor, disculpe, ese olor, me hizo inicialmente cerrar los ojos; empezaron a actuar mis feromonas, y usted sabe que las feromonas son especializadas en decantar olores, son los primeros pasos para el apareamiento entre el macho y la hembra en todas las especies, más en la nuestra, ¿o usted por qué cree que inventaron los perfumes y casi todos son para las mujeres? Necesitan despertar en el hombre el sentido de animalidad que lo lleva a competir con otros machos por el favor de las hembras; es por el olfato que se reproducen las especies… Yo disiento de su concepto, porque creo que en los hechos posteriores tienen que ver las feromonas… bueno las voy a dejar tranquilas…
Como le decía, ella seguía alborotando el aire y usted sabe que el aire es vital; yo estaba tan adormecido que no me enteré de que apagaron las luces y empezaron a dar adelantos de los próximos estrenos. Esta parte es importantísima porque, junto con el afiche promocional, lo alienta a uno a venir a ver las nuevas producciones… Es trascendental, claro, muestra cómo había logrado su cometido: desconcentrarme; ya no se abanicaba el cuello, pero movía el pelo, llenándolo todo de ese olor; a mí ya no me importó la película, y eso que era una película de dogma… no es cine rojo, es un movimiento que está enmarcado dentro de unas pautas que… Continúo: esta película me la habían recomendado especialmente en los comentarios de cine del periódico, le ponían cinco estrellitas, es decir… Claro que es importante, porque habla de que ella tenía formación, era conocedora, no sólo por ir a ese teatro, el único en el centro que da cine alternativo… El cine que no llega a las salas comerciales… Es relevante, porque nos puede mostrar los rasgos de ella: una mujer culta, madura, o sea que sabía muy bien lo que hacía… ¿No soy yo el que debe de decidir eso?, pero puede ayudar a tener una aproximación a su perfil psiquiátrico, porque… ¿Eso lo deciden las autoridades?… Si usted lo dice… Ella, con ese movimiento, y sobre todo con el olor, fue ofuscando mis sentidos, ¿se lo explico?: empecé a respirar con dificultad porque su olor lo llenaba todo, o sea que ya mis pulmones no estaban trabajando al ciento por ciento. Hay que tener en cuenta que al faltarle el aire a los pulmones, como era mi caso, el cerebro empieza a trabajar con la mitad de sus facultades; el aire es la base del pensamiento, el combustible de la vida, por ahí llega y por ahí se va, es lo primero y lo último que hace el ser humano: respirar; tanto es así que los naturalistas, a la cabeza el gran Mutis, fueron muy claros cuando plantearon desde el siglo… ¿Cómo que me estoy yendo por las ramas?.. ¿Que sea más concreto? Su Señoría: me asiste el derecho a ser oído y me parece que el proceso que sufrió mi cuerpo tiene que ser detallado. No puedo únicamente decir que llegué al cine y ella estaba allí y pasó lo que pasó. El individuo es una entidad muy compleja, y cuando sus actos tienen repercusiones y pueden ser condenados en los estrados judiciales, hay que entender los procesos, y quién mejor para que los explique que el propio implicado que conoció y vivió el drama… Lo sé, no soy abogado ni tengo con qué pagarlo. En este momento estoy cesante, soy uno de los damnificados de la ley… Prosigo:
Me sentía como hipnotizado por ese olor, es que la hipnosis también puede ser olfativa, va a otra parte del cerebro, pero igual la voluntad sufre un proceso de relajamiento y entonces se es más permisivo… Claro que sí, porque si logro demostrar que no estaba en mis cabales, que no era dueño de mi voluntad por el hechizo de un olor… ¿Cómo que no está comprobado científicamente? Si la memoria olfativa es la de mayor recordación del ser humano, ¿o quién no recuerda olores de la infancia, de sus hijos, de los seres queridos? Pretendo demostrar la importancia del olor… Continuaré con los hechos, si eso es lo realmente importante, –pero cada dato es relevante y más si está en juego mi libertad–. En la oscuridad de la sala no me pude contener, lo confieso. Deslicé mi mano y empecé a acariciar el pelo que caía sobre la parte posterior de la silla: ya podía olerlo y tocarlo. Tenía perturbados mis sentidos y mis pensamientos, porque empecé a sentir cómo mi cuerpo se erizaba, y con una mano acariciaba el cabello de ella y con la otra… Su Señoría, usted me dijo que narrara lo sucedido…
El movimiento del pelo, la textura, el color, son relevantes; el pelo ha distinguido a las mujeres de todas las épocas, la Gioconda… sí, la Monna Lisa, sin su cabello, no sería nada; la gente mira su boca, pero lo verdaderamente importante del cuadro es el cabello, es el que le permite resaltar la facciones de la cara, y uno se puede imaginar al mismísimo Leonardo, enardecido por el olor del cabello de su modelo, que sublimó en la expresión de la boca. La importancia de la Monroe radica en su cabello rubio, que le dio el nombre a alguna de sus malas películas… quiero demostrar que el pelo es absolutamente relevante, es más, en la ciudad hay más peluquerías que clínicas, o sea que a la gente le importa más el pelo que la salud… ¿Que volvamos al teatro? El olor del pelo me estaba enloqueciendo, ya tenía involucrado todo mi cuerpo en esta aventura olfativa, le seguí acariciando su larga melena, suave, de delgados hilos, jugaba con ellos y me sentía como si fuera el viento que la despeinaba ¿cómo que no se permiten licencias poéticas?.. Si usted cree que eso es poesía… Entonces empecé a recrear a mis actrices de cine, a todas las que son mis amores voluptuosos, los sueños de toda mi vida: en la adolescencia fueron Raquel Welch, Brigitte Bardot… en mi juventud, Natacha Kinski, Sonia Braga, Ornella Muti, Carole Bouquet, Bo Derek… Y ahora en mi madurez Nicole Kidman, Catherine Zeta-Jones, Demmi Moore, Julia Roberts, Monica Bellucci, siempre han estado enmarcadas por el cabello. Muchos miran las piernas, los senos, la cara, los labios; yo no, para mí es el cabello, mi gran sueño. Me sentía recorrido por esas melenas que lentamente bajaban por mi boca y yo las besaba, seguían por mi pecho, mi vientre… ¿Licencioso? No, es que yo he sido un hombre solitario, que ha resuelto la vida mirándola en la pantalla grande. Otros la buscan en los libros, la pintura…
La película, para mí, ya no tuvo importancia, estaba en otro espectáculo en el que podía interactuar: soñar posibilidades, saber que también era el actor; ella, mi heroína, la podía oler, tocar, ver. En ese momento no importaba si estaba o no de acuerdo, ella provocaba la escena. ¿Por qué no vivirla? Aprovechando que la sala estaba casi vacía, y en la parte de arriba entra menos gente, me acerqué a su silla y empecé a deslizar su cabello por mi cara; lo lamía, lo olía más de cerca, me lo paseaba por el cuello… no sé, Su Señoría, porque ella nunca se volvió, no dijo nada, lo que creó en mí la fantasía de que a ella le gustaba… ¿Depravado? No, era un juego inofensivo, ella no estaba sufriendo, no estaba incómoda, era mi película…
Tuve varios éxtasis sensuales y al final ya estaba amando a esa mujer; no la había oído hablar, pero ya me sentía acariciado por su pelo, soñaba volver a encontrarla en otra función, sería una cita el próximo martes, para de nuevo volver a tocarla, acariciarla, lamerla… ¿Que estoy especulando? ¿Cómo nace el amor? Las vías al corazón son múltiples; ya teníamos mucho en común, como lo he dicho varias veces.
La película estaba llegando a su fin, se acababa mi sueño; fue entonces cuando decidí prolongarlo y con las tijeras hice un corte en el cabello; quería que ella permaneciera conmigo más tiempo. Allí fue cuando se desató su ira, y fui agredido y traído aquí por la policía; no sé de qué se me acusa, fue un acto de amor, ¿cuándo vuelvo a encontrarla así?, ¿Cuándo su pelo va estar ahí, para mí? El amor no da sino una sola posibilidad, y fui provocado; cómo es que dejan salir mujeres a exhibirse así por los teatros, en esa oscuridad permisiva… Que entraron a mi apartamento y encontraron qué… sí, es mi colección de cabellos, pero algunos los he comprado en varias peluquerías, inclusive si llamamos a
Cabellos, Hernán, el dueño, les podrá contar cómo cada ocho días me llama y me vende los mejores: no me gustan los tinturados. Bajo juramento digo que los que he conseguido en el cine han sido pocos, mire que mi tijera es pequeña, yo no ando por ahí cortándole el pelo a todo el mundo, me tienen que provocar de manera descarada, como me ocurrió el martes pasado…
¿Cómo que sentencia anticipada? ¿Qué delito es ese de robar cabello?, si el cabello son células muertas, en aras de la verdad ¿qué me estoy robando?, ¿A quién estoy dañando? El pelo crece y ella me hizo feliz. Entonces Su Señoría ¿qué es lo que configura un delito: el hecho de robarme unas células muertas, o de soñar toda la película con ella, sin que ella lo notara? Uno molesta a alguien cuando se da cuenta; si no se entera, ¿a quién estoy perturbando? Yo no he cometido ninguna infracción y espero que me devuelvan los cabellos, que es mi forma de tener el amor en la casa. Recuerde que yo soy un ser solitario.