Un nuevo mundo, una nueva teoría
Por: Oswaldo Osorio
La teoría siempre estará un paso atrás de la praxis. Es natural, primero están los hechos y luego llegan los teóricos a definirlos, clasificarlos y a reflexionar sobre ellos. Esta lógica lleva siglos imperando en el arte. Sólo que cuando se habla de nuevos medios, esto es, cuando el arte se entrecruza con la tecnología, la velocidad de la praxis pone en aprietos a la producción teórica, y entre más rápido avance el arte y las prácticas relacionadas con éste, la confusión entre los teóricos puede ser mayor, o al menos resultará más complicado establecer un corpus teórico que sirva de base para reflexiones futuras.
Es necesario decirlo de entrada: este libro bien puede ser considerado ese corpus teórico que tanto hacía falta en Latinoamérica ante la dispersión de textos y voces sobre la materia y ante la carencia de publicaciones más contundentes y sistemáticas frente a este tema. ¿Y cuál es este tema? La misma pregunta ya es un indicio de los problemas para definirlo y explicarlo, porque difícilmente se puede encasillar en un término que se le ajuste con precisión a todo ese universo expresivo, artístico, comunicacional y tecnológico que abarca. El de nuevos medios es un buen genérico, también podría funcionar el de artes electrónicas o el que propone esta publicación, el diseño audiovisual, que se ajusta a la perspectiva conceptual desde la que fueron abordados muchos de los tópicos desarrollados y al origen académico e institucional que permitió la materialización de este importante proyecto editorial.
Su publicación fue producida por la Imagoteca de la Universidad de Caldas y propuesta por la Cátedra LaFerla de la Universidad de Buenos Aires. Se trata de un texto que, esencialmente, habla de la relación entre imágenes tecnológicas y lenguajes audiovisuales, así como de la historia de los distintos medios y las tecnologías, además de las prácticas de la creación y el diseño con medios audiovisuales. Pero no se trata de una colección de textos que se limitan a circunscribirse al -a veces- abstracto lenguaje de un arte que aún todavía muy pocos entienden, o a la definición y caracterización de un universo que, por su naturaleza misma, tiende a la lógica de la virtualidad, sino que, además de eso, las reflexiones planteadas aquí están “aterrizadas” en la dinámica social, económica y cultural de la que hacen parte y que, al mismo tiempo, están contribuyendo a modificar sustancialmente. Es un nuevo mundo iconográfico y comunicacional al que está respondiendo una nueva teoría, la cual crea y emplea otros paradigmas, otros modelos y formas de entender tanto la imagen como el mundo contemporáneo.
En su introducción, el texto mismo plantea que el ser humano no sólo percibe la realidad como la ve, sino que también percibe esa realidad construida con la finalidad de comunicar, una realidad que incluso puede llegar a sustituir la primera. Es por eso que, ya desde la Cátedra La Ferla (de la que provienen muchos de los escritos), más la selección de los distintos textos y el mismo tratamiento que del tema hacen muchos de sus autores, este libro habla de la virtualidad del lenguaje de los nuevos medios, pero aplicada a la dinámica histórica en que se inserta. Pero lo hace cuestionado y desconfiando, por ejemplo, de verdades aceptadas un poco irreflexivamente, como la supuesta democracia de la información y la tecnología o la plena existencia de una cultura global interconectada. Así mismo, estos temas son abordados teniendo en cuenta que tanto la tecnología como la ideología, siempre están relacionadas en el arte y las comunicaciones, con todo lo que esto implica a la hora de pensar y teorizar sobre los nuevos medios.
Cine, Televisión y artes electrónicas
Este voluminoso libro, que además de sus 702 páginas tiene un amplio formato, cuenta con nueve capítulos, que a su vez están compuestos por un promedio de siete textos cada uno, escritos por 46 autores de distintas nacionales y especialistas en diferentes áreas del campo audiovisual. Muchos de estos autores son verdaderas autoridades e importantes pensadores del medio, desde destacados académicos como Jorge la Ferla, Arlindo Machado, Eduardo Russo y José Ramón Pérez Ornia; pasando por célebres realizadores que también se han dedicado a pensar la imagen, como Bill Viola, Jean-Luc Godard, Jean-Paul Fargier o Nam June paik; hasta teóricos de la talla de Paul Virilio, Umberto Eco, Gene Youngblood, Michel Chion o Lev Manovich. Todos estos nombres, más los que no se mencionaron, que no por eso dejan de ser importantes por su conocimiento y trayectoria en la reflexión sobre estos temas, todos ellos son la primera garantía de la relevancia de estos textos, el rigor con que fueron abordados y el completo panorama que trazan desde sus distintas áreas específicas de interés.
La galería de textos que presenta la compilación está compuesta por algunos ensayos ya clásicos, que fueron pioneros en la reflexión sobre un lenguaje que estaba empezando a ser cada vez más condicionado por la tecnología, pero sobre todo, cuenta con una gran mayoría de escritos que actualizan el raudo y constantemente mutante conocimiento sobre estos temas. De manera que juntos pueden además dar cuenta de la evolución del arte, la tecnología, sus usos y la forma como han sido teorizados. En esta evolución los conceptos básicos se mantienen, pero las aplicaciones, la forma de relacionarse el arte y la ciencia y las repercusiones en el las personas y su entorno, han cambiado y trastornado la concepción que se tenía de aspectos como: el papel del espectador, la autoría de las obras, la exclusividad del arte, la unión con otras disciplinas como la publicidad, la comunicación y el diseño, el carácter único de la pieza artística, la copia, exhibición y distribución del arte y las imágenes en general, etc.
El primer gran tema a tratar, en esta múltiple y complementaria reflexión a muchas voces, es el tema que se muestra como la base de todo: la relación entre arte y ciencia, esto es, las artes electrónicas, pero haciendo un cierto énfasis en el diseño. Después de ese capítulo de conceptos, viene uno que le da un piso material a estas reflexiones, llevándolas hacia unos elementos más esenciales todavía, los que lo originaron todo: las máquinas audiovisuales. Se complementa este cuerpo de fundamentos con el padre del lenguaje audiovisual, el cine, un arte del que partieron los pioneros para trascender, transformar y transgredir. En este capítulo el séptimo arte es abordado desde la perspectiva de temas y conceptos que comparte con los nuevos medios, o al menos, desde una mirada que busca las manifestaciones menos convencionales del cine: el filme ensayo, el diseño en el cine japonés, el tiempo en las nuevas imágenes, el cine monstruo, entre otros.
Como secuencia lógica, se presenta un puñado de textos sobre la televisión y su papel coyuntural en esta transformación de la imagen en movimiento y su forma de crearla y percibirla. El capítulo cinco es una antología dentro de esta antología, pues se trata de algunos de los más pertinentes textos sobre el arte del video, que fueron compilados en un ya célebre y fundacional texto de José Ramón Pérez Ornia. Seguidamente, la reflexión se empieza a especializar cada vez más y deja ver un corto capítulo sobre el sonido, pero afinado ya en el concepto de audiovisión, propuesto por Michel Chion, quien es el autor de tres de los cuatro textos.
Otro capítulo más tiene como título la tesis que cruza todos los ensayos que lo componen: el medio es el programa, esto es, el medio digital como expresión de las personas y de lo que se le ponga a hacer. Seguidamente, Escenas e hipertextos es una capítulo que se ocupa de uno de los aspectos más revolucionarios de los nuevos medios, la interactividad, esa característica que le ha transformado al espectador, al medio y a la obra. Pero además, hacen parte de él varios artículos más dedicados al cine: Einsenstein y el digital, el cine como arte del índex, el cine expandido y la hibridez de tecnología y discursos en el cine.
Finalmente, con un título bastante sugestivo, El arte del silicio, el último capítulo de este suculento libro se ocupa de la lejana descendencia de esas máquinas visuales de las que se habló al principio, es decir, de las máquinas que piensan, de la inteligencia artificial y el software, como la última frontera de esa combinación que ha transformado el mundo, el arte y la tecnología, al punto de estar construyendo, a una velocidad de colisión, una civilización que desconocerían por completo aquellos primeros hombres que se maravillaron hace poco más de cien años con el “ultimo invento de un mago”, la imagen en movimiento.