Oswaldo Osorio
Desde hace unos años el cine colombiano se ha estado poblando de espectros, esto es, de la presencia de personas muertas que, ya sea utilizando o no algún artilugio visual, hacen parte de la diégesis de la película y están presentes en el espacio que habitan los personajes del relato. Pero no son los muertos vivientes del cine de género, tampoco los fantasmas del realismo mágico, ni las alucinaciones de un loco o un delirante por alguna sustancia, sino que son unas presencias que tienen otra naturaleza narrativa y simbólica, siempre asociada a la violencia del país.