El anciano torpe y el niño tonto

Por Oswaldo Osorio

alt“Érase una vez un niño que nació viejo…” Sí, definitivamente es una idea atractiva y fascinante para crear una historia de ficción. Y así lo hicieron Scott Fitzgerald en un cuento y David Fincher en esta película que se basa en ese relato. Pero en realidad todo parte de una frustración que los hombres han albergado siempre, la cual Mark Twain, con su literaria lucidez, resumió diciendo que era una lástima que el mejor tramo de nuestra vida estuviera al principio y el peor al final. La recriminadora frase, que fue el origen del cuento de Fitzgerald, hace alusión a la forma en que está descompensada, tanto en la vejez como en la juventud, la relación entre el cuerpo y la mente en su respectivo desarrollo.

Sin embargo, tanto el cuento como la película presentan una inconsistencia de fondo en relación con la idea original que quisieron desarrollar, la cual, expresada en otros términos, se trata de preguntarse por cómo sería la vida si fuéramos más sabios cuando tenemos que afrontar tantas cosas por vez primera y, en contrapartida, si a las limitaciones de los achaques del cuerpo le correspondiera una mente menos lúcida, que no le exigiera tanto a ese viejo cascarón ni se desperdiciara vanamente.

Pero la película muestra a un niño con aspecto de viejo que es tan torpe y desentendido de los misterios y placeres de la vida, como lo es un infante, y después, a un viejo con aspecto de joven que termina igual de tonto, sin la sabiduría que debería tener por tantos años vividos. Lo que queda, entonces, es simplemente la vida de un hombre que tuvo la particularidad de nacer viejo y morir joven, pero sólo físicamente, con lo que se le pierde todo el sentido y la fuerza a la paradoja que se quería explorar sobre la relación entre el desarrollo del cuerpo y la mente. Por otra parte, dicha inquietud funciona si se aplicara a todos los seres humanos, porque si es sólo uno, por supuesto sería muy inconveniente, como de manera obvia queda expresado tanto en el cuento como en la película.

Es por eso que este relato, aunque en principio resulta intrigante por el “curioso caso” del joven-viejo, termina decepcionando porque sólo presentan la vida de un hombre que nace, crece, se reproduce y muere, igual que todos los demás. Es cierto que al principio la historia cautiva por la forma como el joven Benjamin Button empieza a conocer las cosas de la vida, pero en últimas no es más que otra variante sobre el esquema de “despertar a la vida y el descubrimiento del mundo”, un proceso que él experimenta incluso sin que muchos conozcan su condición. Y entre más rejuvenece, menos atractiva se hace su historia, pues poco a poco se va perdiendo el joven-viejo y va apareciendo Brad Pitt, haciendo uno de los tantos papeles de galán sereno y melancólico que se le conocen.

Por otro lado, esta historia y su personaje, que empiezan tan atractivos y se van tornando tan decepcionantes, es contada en un tono dulzón y falsamente evocador, adosado además con un preciosismo fotográfico, que hacen aún más sospechosas las intenciones de enternecer y emocionar con recursos ya probados. Así lo demuestran artificios y licencias “poéticas” como cuando aparecen colibríes en las muertes o la forzada y obvia metáfora del reloj que funcionaba al revés.

El cine inquietante y novedoso, aún enmarcado en un género, que se le conocía a David Fincher (Seven, La habitación del pánico, El club de la pelea), se desvanecen por completo en esta historia cargada de golpes de efecto y diseñada para una buena recaudación de premios Oscar y taquilla. Porque ni siquiera arriesgó en la forma como asumió el relato, recurriendo, no sólo a uno sino a tres esquemas, cuál más facilista: el personaje agónico que cuenta la historia de su vida, la lectura del diario del protagonista y la voz en off. Por eso en esta película lo curioso sólo está en su título, porque tanto por la historia del personaje, como su narración y la idea que en últimas no puede desarrollar, resulta siendo otro producto vendido por lo que anuncia, no por lo que es realmente.

Publicado el 30 de enero de 2009 en el periódico El Mundo de Medellín.

FICHA TÉCNICA

Título original: The curious case of Benjamin Button
Dirección: David Fincher.
Guión: Eric Roth; basado en un argumento de Eric Roth y Robin Swicord; sobre un relato de F. Scott Fitzgerald.
Producción: Kathleen Kennedy, Frank Marshall y Ceán Chaffin.
Música: Alexandre Desplat.
Fotografía: Claudio Miranda.
Reparto: Brad Pitt, Cate Blanchett, Taraji P. Henson, Julia Ormond, Jason Flemyng, Elias Koteas, Tilda Swinton, Jared Harris.
USA – 2008 -166 min.

RECIBA EN SU CORREO LA CRÍTICA DE LA SEMANA