La otra moral del amor

Por Oswaldo Osorio Image

Darlene no es el arquetipo de la mujer despampanante y hermosa, pero tiene tres maridos. Este filme nos cuenta su historia, que si bien está basada en un hecho real ocurrido en el nordeste brasileño, tiene mucho de fábula, poesía y evocación, de  paso reflexiona sobre temas como la soledad, la vejez, el adulterio y las convenciones morales. A pesar de todos estos elementos, no se trata de  un melodrama aleccionante, sino de un relato picaresco, insólito y  encantador.

En medio de una  calurosa tierra de desértica belleza, esta mujer convive con sus tres hombres desafiando los convencionalismos sociales y morales, no por alguna suerte de rebeldía, cinismo o libertinaje, sino como consecuencia de una natural y casi ingenua adaptación a las condiciones de vida que le son propias, esto es, la baja densidad poblacional, su aislamiento del mundo y, sobre  todo, la sencillez y honestidad con que se conciben los sentimientos. Porque ésta es una película que habla esencialmente de los sentimientos humanos, en su grado más puro y simple, de ahí que la conducta y decisiones de los personajes de esta singular historia deriven del querer ser y no del deber ser.

El  tema de Yo, tú, ellos da para que fuera  un drama, incluso truculento o escandaloso (también se han hecho muchas comedias negras con él), pero esa naturaleza de sus personajes, sencilla, tranquila y honesta, hace que todo pase casi con jocosidad o, al menos, sin la carga de tensión o los rencores propios de un contexto social más convencional  y regido por las invisibles pero  implacables leyes de la moralidad y el qué dirán.

El tono de comedia lo da, entonces, lo insólito de los acontecimientos y  sus personajes, que sorprenden y fascinan con cada una de sus acciones y con la parquedad y naturalidad de unos diálogos que pueden contener hasta la más extravagante de las conversaciones. Ese tono también lo da la mirada del director. Sin emitir juicios morales, Waddington opta por  desentrañar la naturaleza y motivaciones de estas cuatro personas: qué tiene esta mujer de  encantadora, por qué le gustan tres hombres al tiempo o cuál es la razón que tienen ellos para consentir ese acuerdo tan oneroso para su mentalidad machista. Las respuestas a éstos y otros interrogantes están en la película y, en parte, tienen que ver con una pregunta que se hacía un personaje de Truffaut:  ¿Por qué necesitamos buscar en muchas personas lo que nuestra educación pretende que encontremos en una sola?

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