Se busca policía tonto con suerte

Oswaldo Osorio

El camino más rápido y seguro para obtener el respaldo del gran público y hacer una industria es el cine de género. Aunque en Colombia, por asuntos de presupuesto o dificultades de adaptación a nuestro contexto, ha resultado siempre complicado apelar a los distintos géneros cinematográficos. El único género cuyos elementos fácilmente coinciden con las características de nuestro país es el thriller. Por eso, esta película le apuesta a dicho género y, para mayor seguridad, lo han mezclado con comedia.

Aunque Alessandro Angulo acaba de dirigir y estrenar Ilegal.co, un cuestionador documental sobre la guerra de las drogas y su prohibición, esta película claramente está más por la línea del tipo de contenidos de los que habitualmente se ocupa su productora, Laberinto producciones, esto es, comerciales de televisión y series como Los caballeros las prefieren brutas.

Sanandresito es la historia de un policía mediocre y tontarrón que tiene un amorío con una superior y se ve envuelto en el crimen de una vendedora de estos populares centros comerciales. Pero si bien se trata de un thriller y su trama está definida por este crimen y las intrigas en torno a él, la dinámica que se impone en la película es más la de la comedia, esto debido a la naturaleza del personaje y a la interpretación misma de Andrés Parra (quien está en su cuarto de hora de fama gracias a la serie sobre Pablo Escobar).

De acuerdo con estos componentes (la productora, el thriller, el humor y el actor de moda), la película está diseñada para tener gran acogida por parte del público, porque además cuenta con una buena factura y un evidente profesionalismo en todos los aspectos de la producción. Es decir, es un producto comercial que tiene claro sus propósitos y el público al que va dirigido, y en esa medida es una película acertada e inteligente.

Sin embargo, para conseguir esto, necesariamente el filme debe hacer concesiones y apelar a recursos facilistas, porque es más importante que funcione el tono de comedia y las secuencias de acción (que es lo que más conecta y vende con el gran público) que la solidez y originalidad del argumento y el universo que construye. Y es que en estos aspectos la película ciertamente se antoja gratuita y forzada, incluso desafortunada, como se puede ver específicamente en su fallido (y casi inexistente) clímax.

De manera que Sanandresito es una película que es saludable para la industria nacional de cine, pues propone un producto bien planeado y con nivel para que el público general consuma cine colombiano, pero –por lo mismo– tampoco es la obra que estimulará el gusto del espectador más exigente. Y tal vez ese es el tipo de cine que más hace falta en Colombia, el que es capaz de conseguir el equilibrio entre un producto con grandes posibilidades comerciales y, al mismo tiempo, admirable en sus cualidades cinematográficas. Es más difícil hacerlo, pero se puede, y lo seguimos esperando.

Publicado el 22 de julio de 2012 en el periódico El Colombiano de Medellín 

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