El cine nacional, un joven y viejo saludable 

Por Oswaldo Osorio

El cine colombiano tiene casi noventa años, eso si contamos desde la realización del primer largometraje de ficción (María, 1922). No obstante, podría decirse que en la actualidad atraviesa por una etapa de juventud, eso como resultado del impulso que le ha dado la Lay de Cine desde hace ya siete años. Tampoco se puede decir que empezó otra vez desde cero, sino más bien que es un cine reencarnado, el cual conjuga elementos del pasado y del presente.

En esta nueva versión del Festival de Cine Colombiano de Medellín se podrá ver esa combinación de elementos. Son quince películas de una rica diversidad en sus temáticas y tratamientos, también en la intención, la calidad y la factura. Hay coproducciones como Rabia,  ContracorrienteyDel amor y otros demonios; cine intimista como Karen llora en un bus; y películas que buscaron conectarse con el gran público como Sin tetas no hay paraíso, El paseo o El jefe.

Naturalmente, y como es necesario, hay otras cintas que reflejan la realidad del país en sus distintas problemáticas y con acercamientos diferentes, desde la sutileza y emotividad de Los colores de la montaña, pasando por la dureza y realismo de La sociedad del semáforo, hasta la vocación reflexiva y crítica de Retratos en un mar de mentiras.

El caso es que se trata de una cinematografía hoy por hoy vital y prometedora, con películas tanto para el beneplácito del público, como para ser consentidas por la crítica o premiadas en festivales, incluso películas “todoterreno” que tienen la capacidad de llegar a esas tres instancias. También, y no menos importante, es una cinematografía más madura, tanto en los aspectos técnicos como en el eficaz conocimiento de los procesos de producción. Es decir, todo está dado para que el público se decida a apoyarla definitivamente, que es lo que más le hace falta.

Un festival dedicado por entero a esta cinematografía, justamente, busca esa apropiación por parte del público. Con un evento de estas características, se pretende dar a conocer mejor este cine a los espectadores y disuadirlos de sus prejuicios para con nuestro cine. Por eso, además de esas quince películas, se mirará al pasado con un homenaje al pionero de la animación en el país, el maestro Fernando Laverde, y se realizará una muestra sobre el rico periodo de realización de mediometrajes de Focine.

Para completar esta vocación formativa, como siempre, el Festival tiene una nutrida programación académica, esta vez dedicada a la dirección de fotografía. El evento está planteado en forma de seminario y contará con la presencia de los más importantes cinematografistas del país, a quienes acompañarán cuatro invitados internacionales, encabezados por el reconocido guionista y director mejicano Guillermo Arriaga (Amores perros, Babel, Fuego).

Se trata, pues, de toda una semana dedicada al cine nacional estrenado durante el último año, más un repaso a ciertos momentos de su pasado y una importante reflexión académica en torno a la fotografía en el cine. Una oferta completa y al alcance de un público que cada vez tiene menos reparos para con el cine nacional, gracias en parte a eventos como este.

Publicado el 21 de agosto de 2011 en el periódico El Colombiano de Medellín.

  

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